Tu mujer eres un vaso útil en las manos de Dios
Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir. Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Proverbios 31:25-26 El segundo domingo del mes de mayo se celebra el Día de las Madres en mi nación. Un día separado para honrar a las madres que fueron el depósito para un bebé nacer. No en todas partes se celebra en esta fecha, pero la realidad que lo que Dios hoy me inspira a escribir es para cualquier día del año y para cualquier mujer que lea esta semillita. Hay muchas cosas que son resultados de la soberanía de Dios y el que yo hubiera nacido en el corazón de mi familia fue uno de ellos. Mi mamá tuvo varios hijos, y yo fui la segunda. Su vida tuvo muchas altas y bajas, pero siempre pude entender que era una mujer con gran fortaleza tanto física como interior, pero como toda persona que vive sobre la tierra, cometió fallas que marcaron de una manera u otra la vida de sus hijos. No fue hasta una edad avanzada que ella tuvo un encuentro con Jesucristo y recibió palabras de vida eterna. Ella me modeló, hasta la edad de trece años, a una mujer alegre y llena de deseos de vivir, pero la vida nos separó a esa corta edad hasta que nos volvimos a reencontrar ya yo siendo una adulta. ¿Por qué estoy compartiendo todo esto? Porque la Biblia te dice que honres a tu madre y a tu padre y el resultado será de larga vida sobre la tierra. Yo tuve la oportunidad de honrarla, junto a mi hermano, los años que la tuvimos a nuestro lado y le doy gracias a Dios porque lo más importante fue que yo sé dónde ella se encuentra y un día llegará en que volvamos a vernos, pero hoy quiero dejarte con esta reflexión. Quizás tú no conociste a tu mamá porque te abandonó, o porque aun cuando estuvo a tu lado, era una mamá ausente, o porque no tuvo los conocimientos y la sabiduría necesaria para instruirte en caminos de bien. Te juzgó, te criticó, no te animó con palabras de bien, sino que todo lo que salía por su boca eran palabras necias. Hoy quiero exhortarte, que llenes tu corazón de perdón. Quizás ya no esté a tu lado, pero el Señor Jesús nos enseña en su Palabra que para nosotros recibir su perdón diariamente, tenemos que perdonar a otros. Hoy siento en mi corazón una carga grande para decirte que perdones a esa persona que Dios usó como esa vasija donde te formó y puso en ti propósito. Es tiempo de decirle al Señor que tú si lo puedes obedecer y el perdón se hace real en tu vida. Si ella está cerca, haz una decisión de tomar otra dirección en tu vida para que las bendiciones que Dios promete en su Palabra te alcancen a ti y a tu descendencia por muchas generaciones. Hoy declara conmigo que la Palabra de Dios se cumple y que honrarás el deseo de Dios de perdonar y de recibir su perdón en ti. Si ya tú tomaste este camino, entonces, te dejo saber que, no hay mamá perfecta, hay mamás imperfectas tratando de hacer lo mejor que conocen, pero si realmente queremos ser mejores, busquemos a Dios y llenemos nuestros labios con su Palabra y nuestro corazón con su amor para transmitirlo a toda persona que lo necesite, pues ese es realmente tener un corazón de mamá. Cuando tomamos esa decisión de seguir a Cristo, seremos esas mujeres llenas de honra, que ponen su confianza en Dios, llenando sus bocas de sabiduría y sus corazones de misericordia y perdón. Dios los bendiga hoy y siempre a cada uno de ustedes que leen estas reflexiones a través de los años. Escrituras recomendadas: Hijos obedeced a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Efesios 6:1-3 Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Salmos 139:13 |