La Palabra transforma a todo el que pone en ella su confianza
Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; enséñame tus estatutos. Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas. Salmos 119:26-27
Muchas veces cuando pongo mi cabeza en la almohada para dormir, es cuando el Espíritu Santo impresiona en mi espíritu una Palabra, un tema, una inspiración, y esta vez no es la excepción.
Hoy quiero compartir con todos ustedes como mi vida fue cambiando, así como fui conociendo el deseo de Dios a través de su Palabra. Muchos hemos tenido Biblias en nuestros hogares como un objeto religioso, pero la realidad es que la Biblia es un instrumento de Dios para dar a conocer sus pensamientos y sus deseos para toda la humanidad.
El evangelio de Juan 1:1 declara: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” La palabra griega traducida como “Verbo” en esta escritura es la palabra logos. Jesús es la manifestación de la Palabra de Dios: Juan 1:14 “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. ¡Jesús y su Palabra son uno!
Hebreos 4:12 “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Las escrituras tienen el poder de transformar todo tu ser porque penetran donde otros no pueden hacerlo, pero tú tienes que dejar que eso pase, pues Dios no tiene marionetas que tira el hilo para donde quiera que se muevan. Fuiste creado como un ser espiritual, que posee un alma (mente, emociones y voluntad) y vives en un cuerpo. Por lo tanto, tú debes saber que cuando alineas tu voluntad con la de Dios, suceden cosas que te bendicen.
O sea, que desde el principio ya la Palabra, existía y la Palabra era y es Dios mismo. Ahora, tienes que saber que cuando se hace real en ti, la letra se ha convertido en una palabra rhema. Por lo tanto, esa Palabra crea vida y vida abundante en cada paso que des, cada decisión que tomes, cada pensamiento o emoción que se produzcan en tu alma para irte transformando. La naturaleza de Dios va reemplazando tu naturaleza humana y tu corazón se va uniendo más y más al corazón de su Padre celestial. La Biblia dice en 2 Timoteo 3:16-17 que las escrituras son inspiradas por Dios y útil para enseñarnos su verdad y confrontarnos con lo que está incorrecto en nuestras vidas. Nos corrige cuando nos equivocamos para que hagamos lo correcto. Nos prepara y capacita para que nuestras obras reflejen al Dios que amamos y servimos.
Su Palabra es verdad y por eso la Palabra de Dios en Salmos 91:4 dice: “Pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y baluarte!” Qué maravillosa verdad es saber que, así como yo me sumerjo en su Palabra, encuentro sus planes para mí y los míos. Con un manto de protección nos rodeas y escondes en tu Presencia para ponernos sobre las alturas.
Quizás hoy estás pensando que tiene todo esto que ver con mi realidad de hoy. El día a día que presenta todo tipo de retos. Sabes, mi pasión es compartir lo que Dios me ha enseñado a través de su Palabra y cómo se ha revelado por medio de su Espíritu. Soy testigo de cómo la vida de una persona puede cambiar para bien de acuerdo con los pensamientos de Dios. Te puedo afirmar que nunca me he arrepentido de haber rendido mi vida a Jesucristo. Ese día en medio del arrepentimiento, yo recibí su perdón y aunque no podía entender lo que estaba sucediendo, él se encargó de ir revelándose como un Dios de amor y misericordia.
¿Esto quiere decir que soy perfecta? La respuesta es no, no lo soy. Muchas veces he vuelto a caer en conductas que creía haber superado, pero una cosa he aprendido que cuando vengo con un arrepentimiento genuino ante la Presencia de Dios, él es pronto para perdonar porque sus misericordias nunca se acaban. Dice su Palabra que no hay condenación para los que pertenecemos a Jesucristo y yo lo creo y recibo su perdón por medio de la fe que él mismo se encargó de sembrar en mi vida.
Oro al Padre para que esta reflexión sea un puente y conozcas la absoluta verdad de las escrituras. Oro que su Palabra te haga libre y llenes del inmenso amor que Él mismo derrama en tu corazón y mires todo a través de sus lentes y no los tuyos. Oro, para que, si tomaste el tiempo de leer esta reflexión, tu entendimiento se llene de sabiduría y conocimiento y vivas una vida llena de bendiciones. Te doy gracias, Padre, por darnos los dones y talentos que nos iban a servir de herramientas para servir a tus hijos y también ser una trompeta tuya para todo el mundo en el Nombre de Jesús.