En el río de tu
Palabra estaremos firmes
La Iglesia de Jesucristo es baluarte para levantarnos en medio de la tribulación
“El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?” Salmos 27:1 NVI
Hace semanas y semanas la palabra baluarte se repite en mi mente y en mi corazón constantemente. Por lo tanto, he buscado que realmente significa esta palabra. Ella me habla de pilares o bastiones que en los tiempos antiguos se levantaban alrededor de las ciudades o castillos para protegerlos contra invasores. Estas torres eran de distintas dimensiones y muchas veces se construían en las esquinas o en formas hexagonales alrededor de las ciudadelas y siempre era lo primero que sobresalía de estas inmensas construcciones.
Los enemigos cuando sitiaban los castillos sabían que desde esos bastiones iban a recibir grandes ataques, y buscaban por todos los medios de infiltrarse para tomar el control de estas torres o baluartes. Al mismo tiempo servían para refugiarse en momentos de crisis.
Hoy por hoy nosotros, el pueblo de Dios, o sea su Iglesia somos el baluarte de la verdad en medio de un mundo que clama diariamente por la paz, por la justicia, y por la verdad. Lo que vemos a diario es un mundo que desconoce de todo esto. ¿La pregunta es dónde se encuentran estas tres cosas? Solamente se encuentran en Jesucristo y sobre el planeta Tierra a través de su Iglesia. Él es paz, justicia y verdad absoluta. En Él encontramos nuestro refugio y el sustento para fortalecernos en los días difíciles. Dice su Palabra que Él es la fortaleza de su pueblo y el refugio salvador de su ungido. Salmos 28:8
Vamos a ver juntos como entonces el bastión de estos principios se manifiesta sobre la Tierra. La Palabra de Dios nos enseña que Jesucristo es la cabeza, y la Iglesia es su cuerpo. El fundamento de su Iglesia está en su Palabra donde encontramos la verdad para defendernos de todo enemigo. En la Palabra de Dios se encuentra las armas para defendernos, pero también para atacar al enemigo por donde quiera que aparezca. Cuando me encuentro en tribulación tengo dos caminos por los cuales decidir: me decido a defender mi posición desde el bastión dado por Dios que es su Palabra o me rindo ante los invasores que buscan terminar con una humanidad que busca de Dios para multiplicar los principios y valores de su Palabra.
¿Quiénes ustedes creen que eran los hombres de confianza que se escogían para defender la ciudad desde estos baluartes? Yo estoy segura que eran hombres dispuestos, diligentes, valientes, convencidos de que ellos iban a ser capaces de defender su ciudad desde esas torres. Si titubeaban o dudaban de su capacidad ellos no iban a poder ser tan efectivos como tenían que serlo. Hoy les pregunto a ustedes los hijos de Dios: ¿crees que Dios puede confiar que seamos defensores de su verdad donde quiera que estemos? ¿Piensas qué cuando el momento llegue seamos capaces de levantarnos como bastiones en cualquier lugar para hablar la verdad de su Palabra, establecer su paz y caminar en amor y misericordia?
Si ya eres hijo o hija de Dios como lo declara el evangelio de Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;” entonces te corresponde prepararte para la batalla y comprender que estamos viviendo tiempos donde quizás no veamos la guerra bélica todo el tiempo, pero el que no lo veamos no quiere decir que no existe. Los ataques a la sociedad son constantes, a través de los medios de comunicaciones, de la enseñanza, de los mensajes enviados a través de las autoridades gubernamentales, tus amistades y tu propia familia. ¿Serás capaz de levantarte y decir basta ya? ¿Podremos entender que los tiempos apremian y nuestros hijos y nietos necesitan que tú y yo nos levantemos con todas las armas de nuestra milicia para defender lo que Dios nos ha dado y poder establecer su Reino en todas partes?
Yo hoy te reto a que mires de cerca tu vida, pues yo tengo que mirar la mía y la pregunta es: ¿Si Dios me pide que me levante como baluarte de la verdad y refugio para el desamparado y el atormentado, estaría dispuesto y listo? Yo hoy le pido a Dios de una manera muy especial que todos veamos la urgencia de este mensaje y que le pidamos al Espíritu Santo que nos revele a Jesucristo como nunca antes en nuestras vidas para que nos vistamos de la Armadura de Dios: ciñendo nuestros lomos con la verdad, vistiéndonos con la coraza de justicia, calzándonos con las sandalias de la paz, tomando el yelmo de salvación, y el escudo de la fe que apaga todo dardo de fuego que el maligno quiera enviar contra nosotros. Desenvainar la espada del espíritu que es la Palabra viva y eficaz que es más cortante que una espada de doble filo y penetra el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Levántate y alístate que Dios está confiando en ti y en mi para cumplir sus propósitos sobre esta tierra. Proverbios 14:26 NIV declara: “El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.” Gracias a Nuestro Padre Celestial por su amor, gracias a Jesucristo por revestirnos de Él, y gracias al Espíritu de Dios por revelarnos sus planes en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!
La Iglesia de Jesucristo es baluarte para levantarnos en medio de la tribulación
“El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?” Salmos 27:1 NVI
Hace semanas y semanas la palabra baluarte se repite en mi mente y en mi corazón constantemente. Por lo tanto, he buscado que realmente significa esta palabra. Ella me habla de pilares o bastiones que en los tiempos antiguos se levantaban alrededor de las ciudades o castillos para protegerlos contra invasores. Estas torres eran de distintas dimensiones y muchas veces se construían en las esquinas o en formas hexagonales alrededor de las ciudadelas y siempre era lo primero que sobresalía de estas inmensas construcciones.
Los enemigos cuando sitiaban los castillos sabían que desde esos bastiones iban a recibir grandes ataques, y buscaban por todos los medios de infiltrarse para tomar el control de estas torres o baluartes. Al mismo tiempo servían para refugiarse en momentos de crisis.
Hoy por hoy nosotros, el pueblo de Dios, o sea su Iglesia somos el baluarte de la verdad en medio de un mundo que clama diariamente por la paz, por la justicia, y por la verdad. Lo que vemos a diario es un mundo que desconoce de todo esto. ¿La pregunta es dónde se encuentran estas tres cosas? Solamente se encuentran en Jesucristo y sobre el planeta Tierra a través de su Iglesia. Él es paz, justicia y verdad absoluta. En Él encontramos nuestro refugio y el sustento para fortalecernos en los días difíciles. Dice su Palabra que Él es la fortaleza de su pueblo y el refugio salvador de su ungido. Salmos 28:8
Vamos a ver juntos como entonces el bastión de estos principios se manifiesta sobre la Tierra. La Palabra de Dios nos enseña que Jesucristo es la cabeza, y la Iglesia es su cuerpo. El fundamento de su Iglesia está en su Palabra donde encontramos la verdad para defendernos de todo enemigo. En la Palabra de Dios se encuentra las armas para defendernos, pero también para atacar al enemigo por donde quiera que aparezca. Cuando me encuentro en tribulación tengo dos caminos por los cuales decidir: me decido a defender mi posición desde el bastión dado por Dios que es su Palabra o me rindo ante los invasores que buscan terminar con una humanidad que busca de Dios para multiplicar los principios y valores de su Palabra.
¿Quiénes ustedes creen que eran los hombres de confianza que se escogían para defender la ciudad desde estos baluartes? Yo estoy segura que eran hombres dispuestos, diligentes, valientes, convencidos de que ellos iban a ser capaces de defender su ciudad desde esas torres. Si titubeaban o dudaban de su capacidad ellos no iban a poder ser tan efectivos como tenían que serlo. Hoy les pregunto a ustedes los hijos de Dios: ¿crees que Dios puede confiar que seamos defensores de su verdad donde quiera que estemos? ¿Piensas qué cuando el momento llegue seamos capaces de levantarnos como bastiones en cualquier lugar para hablar la verdad de su Palabra, establecer su paz y caminar en amor y misericordia?
Si ya eres hijo o hija de Dios como lo declara el evangelio de Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;” entonces te corresponde prepararte para la batalla y comprender que estamos viviendo tiempos donde quizás no veamos la guerra bélica todo el tiempo, pero el que no lo veamos no quiere decir que no existe. Los ataques a la sociedad son constantes, a través de los medios de comunicaciones, de la enseñanza, de los mensajes enviados a través de las autoridades gubernamentales, tus amistades y tu propia familia. ¿Serás capaz de levantarte y decir basta ya? ¿Podremos entender que los tiempos apremian y nuestros hijos y nietos necesitan que tú y yo nos levantemos con todas las armas de nuestra milicia para defender lo que Dios nos ha dado y poder establecer su Reino en todas partes?
Yo hoy te reto a que mires de cerca tu vida, pues yo tengo que mirar la mía y la pregunta es: ¿Si Dios me pide que me levante como baluarte de la verdad y refugio para el desamparado y el atormentado, estaría dispuesto y listo? Yo hoy le pido a Dios de una manera muy especial que todos veamos la urgencia de este mensaje y que le pidamos al Espíritu Santo que nos revele a Jesucristo como nunca antes en nuestras vidas para que nos vistamos de la Armadura de Dios: ciñendo nuestros lomos con la verdad, vistiéndonos con la coraza de justicia, calzándonos con las sandalias de la paz, tomando el yelmo de salvación, y el escudo de la fe que apaga todo dardo de fuego que el maligno quiera enviar contra nosotros. Desenvainar la espada del espíritu que es la Palabra viva y eficaz que es más cortante que una espada de doble filo y penetra el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Levántate y alístate que Dios está confiando en ti y en mi para cumplir sus propósitos sobre esta tierra. Proverbios 14:26 NIV declara: “El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.” Gracias a Nuestro Padre Celestial por su amor, gracias a Jesucristo por revestirnos de Él, y gracias al Espíritu de Dios por revelarnos sus planes en el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Amén!